Chapoteando en el fango


 

Yo, como ya tengo una edad, recuerdo estar sentada junto a mi padre, viendo los partidos,  en el Molinón; o Las Gaunas; o el antiguo Sardinero, en una antigua televisión de tubo, cuyo mando era bastante similar a cualquier ladrillo de obra que  nos podamos encontrar. Eran, entonces otros campos donde, ni de lejos, existían  los drenajes que hay ahora, y que en cualquier lluvia copiosa de las que, frecuentemente, azotan el norte, convertían esos esos campos en un auténtico barrizal, en el que al principio, se distinguía bien a los equipos; y al final  del partido, los dos equipos acababan vistiendo de marrón, y absolutamente nadie, ponía de excusa que había llovido más o menos, se asumía, y a otra cosa.

Con el tiempo, el fútbol ha tendido al refinamiento, y a la exquisitez, y lo mismo que ya es difícil ver campos así; es difícil ver defensas como Diego y Mino del Sevilla; o López del Atlético de Madrid. Por eso, cuando durante el transcurso del Sevilla Athl _ Hércules, se pedía por esas redes sociales de Dios, la suspensión del encuentro, mi memoria viajaba a aquellos tiempos, en los que esa lluvia, que en realidad fue copiosa, durante el primer tiempo, habría sido considerada un simple chirimiri; y se habría considerado, que el terreno de juego se encontraba en óptimas condiciones.

Con el combate nulo, en el primer tiempo, todos los ojos se centraban en la segunda. El tiempo mejoró, y también lo hizo el tablero de juego. Las expectativas eran altas, después de los dos partidos ganados seguidos en el Rico Pérez, pero una vez más, entre el infortunio de las lesiones, y la falta de un planteamiento sólido para jugar fuera de casa, el Hércules volvió a pinchar a domicilio, sumiendo al equipo de nuevo en el fango del descenso, y dejando patente que desde la temporada pasada, da igual que la plantilla haya sido ampliamente renovada, porque la tendencia y los patrones se suceden con una exactitud alarmante, incluso a peor: 8 semanas tardó un delantero la temporada pasada en ver puerta, en la actual 9 sin que haya noticias de ellos; hemos perdido fiabilidad en casa; y a domicilio seguimos sin puntuar desde marzo.

Así las cosas, el resultado no puede ser otro que de nuevo, descender a los infiernos. Y mientras el equipo pide a gritos un revulsivo en el banquillo, ya ni siquiera la dirección deportiva, que se ha visto desautorizada desde el principio; sino la propia directiva que ha arrogado ese tipo de decisiones, permanece inmóvil, mientras el equipo se hunde en el fango de la clasificación….y la próxima semana, jugamos fuera de nuevo

 

MACHO HÉRCULES

DLM  

Comentarios

Entradas populares de este blog

A Propósito del Rico Pérez

La Ciudad (deportiva) Imaginaria

NOCHES DE BLANCO Y AZUL