EL BECERRO DE ORO (Y NEGRO)


 

                Aunque no se sea religioso, la historia del Becerro de Oro, por cultura general, es bastante conocida, y completamente aplicable a lo que sucedió en su día con el Alicante, y, en este momento de la historia, al Intercity

                Cuenta el Libro del Éxodo, que cuando Moisés subió al Monte Sinaí a por  las Tablas de Ley, el pueblo de Israel, comenzó la adoración de un gran Becerro de Oro, olvidando el propósito por el que se encontraba en ese lugar, lo que viene a ser lo que dice el dicho de “Cuando el gato no está; los ratones se divierten”, vamos.

                Hablando de historia antigua, fue hacia el año 2000, después de la ,casi,  desaparición del Hércules, a manos de la gestión de Bahía, que Enrique Ortiz se hizo cargo del conjunto Herculano, pero ya antes, la afición blanquiazul, normalmente de naturaleza impaciente, comenzó un proceso de desapego emocional con el equipo, ligada al declive deportivo e institucional,  que se fue prolongando a lo largo del tiempo, y que trató de aprovechar, un club más modesto (aunque en esta ocasión, sí le reconozco la condición de club de fútbol) llamado Alicante CF, el cual, intentó aglutinar el descontento de la afición herculana, prometiendo una gestión ejemplar, éxitos deportivos, y algún que otro bocadillo de mortadela, y de este modo, disputar la hegemonía futbolística y sentimental de la ciudad, a un Hércules en horas bajas,  consiguiendo incluso, disputar sus partidos oficiales, en el Templo blanquiazul, a sabiendas, de que el Estadio, era el patrimonio moral del herculanismo, pese a ser de titularidad municipal (y aprovechando esta coyuntura, para reclamar la disputa de partidos), y a sabiendas, de que no tenía masa social para llenarlo. Algunos sucumbieron a los encantos; y otros, nos mantuvimos firmes en nuestra fe futbolística . Durante unos años, Alicante y Hércules mantuvieron la misma categoría, hasta que el club alicantinista cayó por su propio peso, hasta el punto de desaparecer en el año 2012, y después de su refundación como Alicante CFI, haber sido fagocitado por el Grupo Intercity.

                Y en este punto de la historia, apareció (ahora sí) una empresa, que como el Galactus de Marvel,  comenzó a devorar pequeño clubes de fútbol, y otros deportes, para presumir de una estructura de la que carecía, y para nada pensaba crear de cero. Se presentaron en sociedad, como club modélico, sin deudas, ni las “piedras en la mochila” de los clubes tradicionales; y exhibiendo más billetes, de los que podría posteriormente mantener, todo un símbolo de modernidad siendo el primer club de fútbol de España, cotizando en bolsa. Por supuesto, en sus intenciones, nunca estuvo disputar la hegemonía futbolística y sentimental del Hércules (/ironía), y por eso, trasladó su sede de San Juan de Alicante, a Alicante; y después trató de solicitar el Rico Pérez, como lugar de celebración de sus partidos, sólo que esta vez, tuvieron que conformarse con el Antonio Solana.

                El tiempo pasaba, y nuestro Becerro metía billetes, y más billetes en la confección de una plantilla, cuyo coste era desorbitado para los ingresos que se generaban, incluso con lo que supuestamente les iba a aportar su cotización en bolsa, que a la larga ha resultado ser un montón de problemas,  la salida de los socios fundadores, y acabar siendo dirigidos por un fondo buitre. Y así llegó su primer éxito deportivo que fue conseguir salir de la 2ª RFEF antes que el equipo Herculano, y con ello, aumentar su osadía, hasta el punto de proponer una absorción del Hércules , por parte del Intercity, que implicaría la pérdida de un CIF centenario. Obviamente aquello no cuajó, aunque algunos seguían pensando, que la del Intercity, era una gestión ejemplar, y que al Hércules le hacían falta unos gestores como aquellos. A pesar de aquello, y de tener el gancho del abono conjunto con el baloncesto, no consiguieron aumentar su masa social.

                Pero el tiempo, es un juez implacable, y acaba poniendo a cada uno en su lugar. El Intercity, iba acumulando ejercicios en rojo, y seguía confeccionando plantillas bañadas en oro, cuyos pagos empiezan a no poder hacer frente, y comidos por las deudas, lanzan otra nueva y ridícula oferta de fusión con el Hércules, esta vez para ser absorbidos por el Hércules. Sin pies ni cabeza, entre otras cosas, porque el Hércules  bastante tiene con lo suyo , como para hacerse cargo de los demás. Así que este año, han visto como su modelo ejemplar, ha descendido de categoría, y dependiendo de si hay denuncias de impagos, que sea sólo una. Mientras tanto, lo que les queda, es vender su orgullo si lo tienen, permitiendo una “invasión” visitante por una taquilla que, para más inri, tienen embargada como buen club modélico que son. Eso sí, se irán con la sonrisa de haber jugado dos partidos como local en el Rico Pérez .

                La conclusión que se extrae es sencilla. Un club de cartón piedra está destinado al olvido, y por mucho que los clubes tradicionales, estén plagados de defectos, en algunos casos, difíciles de corregir, el poso sentimental que los sostiene, los hace perdurar en el recuerdo, incluso si el destino quiere, que dejen de existir

 

DLM

MACHO HÉRCULES

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